Los tiempos difíciles que vivimos han puesto de moda algunas acepciones como la de fatiga pandémica, un término que refleja el cansancio que sufre la gente después de un largo periodo en estado de alerta. Con motivo de una de nuestras iniciativas englobadas dentro del programa Gi Well, desde Gi Group hemos realizado una webinar de la mano de la neuropsicóloga Cristina Játiva, donde hemos aprendido las claves para cuidar la salud mental gracias al control de aquellos pensamientos, sentimientos o emociones que nos perjudican hasta el punto de llegar a afectar a nuestro bienestar mental.

Tras más de un año de pandemia es normal que la población en general se sienta cansada y sufriendo lo que se ha venido a denominar “fatiga pandémica”. Una situación provocada por la incertidumbre y por la sensación de la privación de la libertad, que, sumado a la carga del estrés diario, nos afecta a nuestra salud mental produciéndonos tristeza, ansiedad o anedonia.

Si nos centramos en el ámbito del trabajo, esta fatiga pandémica nos provoca falta de atención, dificultad a la hora de concentrarnos o sensación de agobio o abrumación; de ahí que sea importante cuidar la salud mental, trabajando en las herramientas que nos ayuden a superar todos estos síntomas.

Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos hoy en día es el de rebajar nuestros niveles de estrés y ansiedad, y para ello, es importante que tengamos en cuenta las cosas que lo provocan para así poder evitarlas:

  • La resistencia, o lo que es lo mismo, creernos con la capacidad de poder con todo.
  • La baja autoestima o la falta de amor propio, que nos impide afrontar las situaciones con entereza y confianza.
  • La acumulación de emociones. Es muy importante que cuando comencemos un día nos preguntemos cómo estamos y cómo nos sentimos, para que, a partir de ahí, podamos regularnos y determinar el nivel de rendimiento qué podemos aportar.
  • La dependencia hacia alguien o algo, que nos carga de lastres que afectan a nuestro bienestar.
  • El perfeccionismo, como culpable de los elevados niveles de estrés y ansiedad.
  • La necesidad de quererlo controlar todo, que resulta imposible y que provoca frustración.

Una de las herramientas que nos da Cristina para poder controlar el estrés y la ansiedad es la aritmética, que nos evade de los problemas que se nos presentan en nuestra cabeza al obligarnos a centrarnos en una multiplicación o en una división. Un gesto sencillo que puede ayudarnos mucho.

De la misma manera resulta imprescindible que seamos capaces de concentrarnos en aquellas tareas que sí podemos controlar, gestionando correctamente el tiempo y siendo flexibles. Trabajar la flexibilidad cognitiva, por ejemplo, cambiando un patrón sencillo como los pasos que seguimos a la hora de darnos una ducha, puede sernos muy útil a la hora de mejorar nuestra capacidad de adaptación.

Desconectar del día a día, siendo capaces de implementar un pequeño gesto, como cerrar el ordenador o guardar los bolígrafos, ayudará a nuestro cerebro a entender que nuestra jornada laboral ha terminado para dar comienzo a nuestro tiempo de ocio. Si además nos permitimos premiarnos por el día realizado, cuidándonos y teniendo autoempatía, todo irá mucho mejor.

Por último, la práctica del mindfullness resulta muy útil a la hora de cuidar la salud mental, ya que nos ayuda a vivir el presente sin sentir tristeza por el pasado o ansiedad por el futuro.

En definitiva, si quieres cuidar tu salud mental, párate, respira y vive el aquí y el ahora.